miércoles, 23 de junio de 2010


Los ideales de Zapata latentes en cada movimiento campesino que se expresa cada vez con mayor fuerza

EL CAMPO EN LA PEOR CRISIS DE LA HISTORIA: García de la Rosa, líder agrarista tabasqueño

Gran incertidumbre en el campo por las condiciones de pobreza y abandono más dramáticas a noventa años del asesinato de Zapata, tenemos así que la solución a los ideales campesinos solo existen en el discurso con casi el ochenta por ciento de los campesinos mexicanos mayores de cincuenta años aunado a que el acceso al financiamiento, la capacitación, la asistencia técnica y los insumos necesarios para aumentar la rentabilidad agrícola se tornan distantes y difíciles de obtener, acusa,

Luis Uriel Acosta Magaña

Como es sabido el pasado 10 de abril se cumplieron noventa años del asesinato del General Emiliano Zapata, el gran caudillo del sur que representó las inquietudes de los campesinos desprotegidos de la época revolucionaria y que aún es considerado símbolo de la actual lucha por mejorar la situación que se vive en el campo donde existen las zonas más desprotegidas del país.
Tras nueve décadas de su muerte, tenemos que reconocer con gran pesar, y también con vergüenza, que la justicia no ha florecido aún en nuestro campo; y que a los campesinos de hoy, como a los peones acasillados de ayer, parecen olvidados por el Estado mexicano, expresa con voz pausada pero vigorosa y enérgica el joven pero ya reconocido líder campesino Ramón García de la Rosa, mientras en su rostro se refleja el recio carácter de verdadero hombre del sureste.
Producto autentico y original de la cultura del esfuerzo, el licenciado en economía habla directo, con claridad y sin rebuscamiento alguno de un tema de gran trascendencia nacional como lo es el campo mexicano y en particular el de la entidad señalando en forma contundente que en el mundo rural mexicano, la gran mayoría de sus pobladores ha vivido un largo periodo de deterioro económico, que como resultante de problemas estructurales y políticas equivocadas se inició desde finales de los años sesentas, empeoró con la puesta en práctica de las primeras políticas neoliberales en los ochentas, período en el que por primera vez el crecimiento de la agricultura fue menor que el de la población.
Asimismo García de la Rosa señala categórico que todo esto se agravó aún más, con la apertura comercial al exterior en los noventas tal como lo manifestó Eduardo Sojo Garza Aldape presidente del INEGI en la presentación del Censo Agrícola y Forestal 2007: “en los últimos dieciséis 16 años el sector agropecuario y forestal creció a tasas menores que la economía en su conjunto, de uno punto ocho y tres punto dos por ciento en promedio respectivamente, y hubo caída en la producción de granos básicos como frijol, aunque subió la de maíz”.
Destacó que desde hace varios años, el campo mexicano se ha visto inmerso en una de las peores crisis de la historia, su estancamiento y decreciente participación en la economía mexicana ha contribuido a que miles de campesinos con sus familias, no logren las condiciones necesarias para satisfacer las necesidades básicas de bienestar. Con los ajustes estructurales de los últimos años como la reforma al artículo 27 constitucional y la firma del TLCAN, lo que implicó el transitar de una política desarrollista a una política neoliberal. Se ha visto favorecido pues, un ambiente de incertidumbre para medianos y pequeños campesinos a los que se les dificulta tener acceso a los mercados, principalmente, por falta de rentabilidad en su producción y debido a que los costos de producción que tienen sean demasiado elevados si se compara con el porcentaje de ganancias obtenidas.
Si consideramos que la CEPAL, manifestó que cerca del ochenta y siete por ciento del ingreso promedio que obtienen las familias campesinas provienen de la agricultura y el resto de la ganadería, vemos que las condiciones no son fáciles de superar y menos dedicar parte de sus ingresos a actividades productivas. Esto se constata en el Censo de población y vivienda 2005, realizado por el INEGI que revela que alrededor de 29.9 millones de mexicanos viven en comunidades de menos de cinco mil habitantes y alrededor del setenta por ciento de éstos viven en condiciones de pobreza y marginación, así mismo, más de dieciocho millones de personas viven en comunidades consideradas de alta y muy alta marginación y el ochenta punto seis por ciento de estos viven en poblaciones consideradas rurales. Así podríamos explicarnos, entre otras cosas, el por qué la gran mayoría de campesinos y jóvenes que habitan en zonas rurales se ven obligados a vender o abandonar sus tierras en busca de nuevas alternativas que les permitan obtener mayores ingresos.

Suceso (S).- Teniendo como antecedente las tantas dependencias encargadas de aportar recursos al campo, este debe estar bien atendido…
Ramón García de la Rosa (RGR).- El campo es mucho más que la agricultura y la ganadería, el desarrollo rural, implica el uso de todos los recursos y potencialidades que tengan a su alcance los pobladores para construir mayores niveles de bienestar. El impulsar políticas que promuevan el desarrollo integral del campo es el camino que nunca se ha intentado y del que nosotros estamos seguros puede ser una alternativa viable para no seguir asfixiando la realidad de miles de familias campesinas.
Asimismo tenemos que la justicia hoy en día es un tema del que también poco se habla, sin embargo, siempre está latente en el pensamiento humano ya que la justicia para el campo no es más que la lucha por mejorar el acceso al financiamiento, la capacitación, la asistencia técnica y los insumos necesarios para aumentar la rentabilidad agrícola mismos que son distantes y difíciles de obtener. Entonces el ideal zapatista aún sigue latente en cada movimiento campesino que expresa cada vez con mayor fuerza, que en la actualidad miles de habitantes de zonas rurales no viven en condiciones realmente de satisfacción y bienestar como lo mencionan los medios oficialistas. Zapata aunque muerto nos ha enseñado que la lucha campesina es el medio eficaz para lograr la justicia que nos corresponde.
Por otro lado el gobierno federal ha venido manejando un discurso de combate a la pobreza que se expresa en los Planes de Desarrollo Nacional 2000-2006 y 2006-2012, en donde una prioridad básica del gobierno es fomentar las actividades productivas del sector rural. Según lo anterior, el discurso es implementar políticas y programas de desarrollo productivo así como de subsidios directos a los productores que más lo necesiten. Sin embargo, en la práctica no sucede así. Seguimos observando un sector rural muy deteriorado, porque la gran mayoría de campesinos buscan remediar sus prioridades más inmediatas pero además no logran cumplir la totalidad de requisitos establecidos en las reglas de operación de los programas independientemente de que con los programas de corte social o asistencial el gobierno federal no busca un objetivo claro o importante para el desarrollo productivo como puede ser Oportunidades o PROCAMPO.

El asimismo destacado gestor social asienta que la mayoría de las estrategias y acciones que fomentan el desarrollo en las zonas marginadas del país han presentado en la mayoría de las ocasiones, resultados poco favorables para este sector, caso contrario a lo que sucede en zonas agrícolas altamente desarrolladas en donde la producción se torna rentable para la inversión y en donde los campesinos tienen la posibilidad de ser asesorados al momento de hacer las solicitudes de apoyo a los programas establecidos.
El resultado es que con la actual política de desarrollo solo se benefician unos cuantos productores de las zonas con más alta productividad. Aunque en el papel se ha manifestado que el gobierno debiera de apoyar con mayores recursos y proponer mejores estrategias para atender las zonas con altos índices de marginación y pobreza, la realidad constata que esto no ha sucedido así. Aunado a esto, los recursos destinados a combatir la pobreza se presentan no como estrategias de larga trascendencia, sino más bien, como meras estrategias de clientelismo político y no reflejan acciones concretas y eficaces que ayuden realmente a reducir el rezago, la pobreza y la marginación de la población. Sobre esto señala que Sobrado Chavez menciona que “…el clientelismo político en los proyectos de desarrollo,… pone de manifiesto las incongruencias y contradicciones entre las intenciones declaradas y las políticas seguidas, entre las políticas y los diseños de los proyectos, entre los diseños de los proyectos y la forma en que son ejecutados…”, arguye de manera contundente Ramón García de la Rosa.

S.- ¿Desde el punto de vista de las Organizaciones Campesinas, cuál es la solución?
RGR.- Hoy en día prevalece un sector rural deteriorado económica y socialmente, que se sustenta en la producción para el autoconsumo y la autosubsistencia, en el que tanto tierras y producción no logran el suficiente valor agregado para competir en el mercado. Y aunque la política manejada a la fecha tiende a desaparecer un sector poco rentable para la economía mexicana seguimos observando que esto no ha sucedido. Los resultados nos siguen demostrando que dichas estrategias privilegian a una minoría de campesinos con mejores condiciones para la comercialización y la competencia pero eso no ha significado la desaparición y mucho menos el apoyo de una gran cantidad de campesinos que viven en situación de pobreza.
Con estos y muchos hechos más ponemos a reflexión que aún falta un camino largo por recorrer en el tema de superación de la pobreza, queda claro pues que las políticas aplicadas para ello, se han puesto en práctica con falta de objetividad y se constata en el hecho de que los recursos destinados al sector rural en términos reales ha venido disminuyendo, prácticamente, la función que ha venido cumpliendo el estado es de corte asistencialista con un objetivo tendiente a que la población rural no tome parte en los asuntos más prioritarios para el país y que además no considere la posibilidad de un verdadero fomento e impulso al desarrollo para beneficio de ellos mismos.
Queda claro que se necesita una revaloración del campo y un cambio en la perspectiva con el que se le mira. Si entendemos al desarrollo como un proceso histórico nos daremos cuenta que el impulso a las actividades productivas que en el campo se realizan son necesarias para lograrlo. El desarrollo no se detona con el simple presionar de un botón, más bien es un proceso o sistema en el que todas las partes se vean involucradas. Si continuamos inyectando recursos sin una clara política de desarrollo a las actividades productivas del sector rural no podemos hablar de un desarrollo verdadero en el que prevalezca la disminución de las condiciones de pobreza en la sociedad campesina y rural. Se requiere por tanto, una reforma a la actual política de desarrollo federal que permita no solo impulsar las actividades agrícolas e incrementar el poder adquisitivo de la población marginada sino más bien que fomente y considere las múltiples realidades y actividades que viven las comunidades rurales. Es decir, se requiere una política bien definida, consensuada por la mayoría de los actores rurales, construida desde las bases en la que sea considerada la población objetivo como punto de partida así como la realidad en la que viven.

El connotado líder rural asesta contundente y perentorio que es urgente un desarrollo más humano y equitativo, en el que sean consideradas las opiniones de cada uno de los actores; consensuado desde abajo y no formulado en el escritorio por unos cuantos. Y es aquí donde, para lograr dicho objetivo es necesario abrir espacios de opinión y sugerencia que aseguren la participación decidida y oportuna de la población y de las Organizaciones Sociales para la toma de este tipo de decisiones. Se trata de instaurar verdaderos mecanismos de democracia y asegurar el ejercicio pleno de los derechos de los mexicanos.
De la misma manera sostiene la tesis de que una política bien planeada considera la participación directa de los involucrados y debe, por tanto, considerar múltiples aspectos además de los económicos, debe ser incluyente de todos los sectores y que distinga de manera consciente la realidad de cada zona o población marginada. Contribuir en la elaboración y desarrollo de una reforma rural de carácter estructural es un derecho obligatorio para todos los ciudadanos por lo que una verdadera política de fomento al desarrollo y combate a la pobreza debe considerar las opiniones vertidas de los distintos niveles organizativos e institucionales así como de las diversas esferas de las actividades de los actores rurales (población, ONG´s, iniciativa privada, Organizaciones de la Sociedad Civil, étc.).

S.- ¿No es una perspectiva muy pesimista por lo urgente de tu llamado?
RGR.- No, al contrario, lo vemos así, porque dentro de la situación de crisis en la que se debate el país, es precisamente ahí, en el campo, en donde las condiciones de pobreza y abandono alcanzan sus dimensiones más dramáticas. Baste decir, que aunque en el medio rural vive solo la cuarta parte de los mexicanos; ahí se concentran el cuarenta y seis por ciento de los pobres del país, y el sesenta por ciento de todos los que se clasifican en pobreza extrema. Además, se suma el hecho de que la gran mayoría de campesinos mexicanos son mayores de cincuenta años por lo que en el campo, el deterioro social alcanza su expresión más dramática en el abandono masivo por parte de los jóvenes, de un entorno, del que la esperanza alzó el vuelo hace mucho tiempo.
No quiero entrar en discusiones pero existen muchas organizaciones y siglas por doquier, independientes y en partidos que usan la imagen de Zapata sin que siquiera conozcan el origen de su lucha, como una que anda por ahí denominada CNC, cuyo dirigente además de que es acusado que fue una imposición, lo señalan como un verdadero arribista que no conoce la problemática del campo y al que acusan que la única ordeña que conoce es la del presupuesto, pero como te digo, solo lo menciono como un mal ejemplo ya que no me gustan las controversias.
Quiero manifestarte también que en la mayoría de las dependencias federales hay tortuguismo burocrático completamente inaceptable no se diga de las dependencias estatales, salvándose solo algunas de ellas en donde sus titulares toman muy en serio el desempeño del puesto que detentan, son muy pocos, entre ellos destaca Julio César González Aguirre encargado del FONAES en Tabasco, quien hace una política de puertas abiertas sin distingos partidistas ni ideológico alguno, por ello reconozco que es un ejemplo del tabasqueño digno que se dedica a trabajar por su Estado, asienta Ramón García de la Rosa, el controvertido y polémico líder agrarista del sureste.

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