sábado, 8 de junio de 2013

BREVE ANÁLISIS DE LA CORRUPCIÓN EN EL SISTEMA MEXICANO

Luis Uriel Acosta Magaña

          La corrupción en México es omnipresente y casi omnipotente, se manifiesta de distintas formas y está arraigada en todas las actividades sociales, económicas y políticas, es un problema que afecta gravemente la legitimidad de la democracia, distorsiona el sistema económico y constituye un factor de desintegración social, aunque predomina la idea, a modo y entre políticos desde luego, que la economía pueden manejarse por separado, poniendo una al servicio de la otra subestimando que la liberación económica trae aparejadas  modificaciones en la estructura social y política.
          Stephen D. Morris, quien realizó un interesante estudio de la corrupción en México, sostenía que se pueden resaltar tres nociones de corrupción política, la corrupción como el uso ilegítimo del poder público para el beneficio privado, la corrupción como todo uso ilegal o no ético de la actividad gubernamental como consecuencia de consideraciones de beneficio personal o político»; o simplemente la corrupción como el uso arbitrario del poder.
          Por su parte, Guillermo Brizio nos brinda un énfasis más jurídico cuando designa a la corrupción como un fenómeno social, a través del cual un servidor público es impulsado a actuar en contra de las leyes, normatividad y prácticas implementados, a fin de favorecer intereses particulares. A la corrupción como falta de ética política se le denomina un comportamiento político desviado, a la  corrupción como falta de ética jurídica y política se le define como conducta política contraria a las normas jurídicas, así también como la usurpación privada de lo que corresponde al dominio público.
          Parece que en la actualidad tres son los efectos más desastrosos de la corrupción, a saber, la perversión de la mentalidad, el encarecimiento innecesario de la vida y el debilitamiento constante de las instituciones. Ahora bien, la corrupción puede beneficiar a familiares, amigos o incluso a una organización, a una causa o movimiento social, político o cultural, y por ello algunos autores diferencian la corrupción egoísta de la solidaria. En el contexto de esta disertación tomaremos la corrupción como un acto racional ilegal, ilegítimo y no ético por parte de servidores públicos, en perjuicio del interés común de la sociedad y del gobierno, y en beneficio de un interés egoísta o solidario de quien lo promueve o lo solapa directa e indirectamente.
          Algunas consecuencias de la corrupción pueden ser que se favorece la consolidación de élites y burocracias políticas y económicas, sin embargo, en realidad erosiona la credibilidad y legitimidad de los gobiernos. Reproduce una concepción patrimonialista del poder. Reduce los ingresos fiscales e impide que los recursos públicos coadyuven al desarrollo y bienestar social. Permite la aprobación y operación de leyes, programas y políticas, sin sustento o legitimidad popular. Revitaliza una cultura de la corrupción y contribuye a su proliferación.
            La corrupción generalizada produce una perniciosa subcultura de la corrupción, multitud de informes revelan que las aduanas mexicanas están plagadas de corrupción y abuso de autoridad; que los empresarios pagan de manera habitual a intermediarios políticos para que obtengan, por medios ilegales, una variedad de permisos de operación y licencias. Así mismo las canonjías están generalizadas en toda la burocracia, que están difundidas las ventas ilegales de terrenos, que los sobornos de burócratas y políticos a los periodistas constituyen un procedimiento normal.
          El dinero ha logrado la liberación de presos, ha adquirido grados universitarios, ha obtenido lucrativos empleos gubernamentales o sindicales, y en esta cultura de la corrupción se incluye la desconfianza y el cinismo hacia los funcionarios públicos. También aparece aquí una corrupción endémica o institucionalizada porque pagamos impuestos pero además se tiene que pagar el extra de la corrupción, la propina, el adelanto, la prebenda, la invitación, el regalito, la agilización del trámite. 
          Hasta en el extranjero se sabe bien de la famosa mordida mexicana acción vinculada estrechamente a la extorsión y el soborno. La mordida suele referirse a pequeños pagos a los policías y agentes de tránsito a cambio de que no vean las infracciones y otros actos tanto reales como muchas veces imaginarios, haciendo trámites como la obtención de licencias, actas de nacimiento, de matrimonio y demás.
          El soborno requiere de un encuentro entre el ciudadano particular y un empleado público, en el cual el ciudadano induce una respuesta favorable por parte del funcionario público a un trámite o solicitud, independientemente si cumplió o no con los requisitos legales establecidos, mediante el  uso de sanciones positivas como el beneficio monetario.
          En la extorsión en cambio, el funcionario público influye en el comportamiento del ciudadano mediante el uso de sanciones negativas, tales como la amenaza sutil o directa de un abuso de autoridad adicional. Tanto en el soborno como en la extorsión se ejerce un poder ilegítimo, pero en direcciones diferentes.
          Existen otras aún más graves: la corrupción en los medios de comunicación; el enriquecimiento de los  políticos desde el ejercicio del poder; el surgimiento súbito de grandes fortunas y nuevos magnates vinculados a los gobiernos; el clientelismo político; el nepotismo; el amiguismo;  el control corporativo de las organizaciones sociales; el patrimonialismo donde el presidente de la república dispone de la administración y de la función pública como se dispone de un patrimonio propio, es decir, con un enorme poder discrecional.
           El peculado es la apropiación ilegal de los bienes por parte del servidor público que los administra.
          Colusiones. Es la asociación delictiva que realizan servidores públicos con contratistas, proveedores y arrendadores, con el propósito de obtener recursos y beneficios ilícitos, a través de concursos amañados o, sin realizar estas (adjudicaciones directas), a pesar de que así lo indique la ley o normatividad correspondiente.
          Fraude.- Es cuando servidores públicos venden o hacen uso ilegal de bienes del gobierno que les han confiado para su administración.
      Tráfico de influencias.- Es cuando un servidor público utiliza su cargo actual o sus nexos con funcionarios o integrantes de los poderes ejecutivo, legislativo o judicial, para obtener un beneficio personal o familiar, o para favorecer determinada causa u organización.
           La falta de ética.- Es un tipo especial de corrupción que si bien no tiene que ver directamente con la apropiación ilegal de recursos del gobierno y de ciudadanos usuarios, sí entraña entre algunos servidores públicos, una conducta negativa que va en contra de los propósitos y metas de las instituciones públicas. Esta falta de ética se pude observar cuando determinado servidor público no cumple con los valores de su institución, es decir, cuando no conduce sus actos con honestidad, responsabilidad, profesionalismo, espíritu de servicio, por citar algunos.
          El compadrazgo y el favoritismo.- En la política mexicana es común que se busquen relaciones de compadrazgo y padrinazgo con el propósito de emparentar con los hombres del poder y  buscar de ellos favores, ascensos  y  protección.
            Cabe destacar que existen otros tipos de corrupción que afectan los ingresos o bienes del gobierno como: El tráfico de influencias, el contrabando «la fayuca», el mercado informal «el ambulantaje», el uso privado de bienes públicos, el castigo al inocente, el premio a quien no lo merece,  la falsificación de pagos oficiales, trabajadores fantasmas, «los aviadores», venta de plazas, entre otras manifestaciones.
           Se trata de prácticas por todos conocidas, hasta de formas de conducta familiares, y en las que, de uno u otro modo, incurre la inmensa mayoría de la población. Lo que sin embargo, la gente resiente pero no comprende es que la corrupción significa de manera gradual pero siempre en aumento, la destrucción de la vida institucional, el desprecio por la legalidad y el triunfo de la ilegitimidad y de la inmoralidad. Luego entonces una sociedad corrupta no puede ser sino una sociedad en estado de descomposición y, por consiguiente tiene necesariamente que ser una sociedad injusta.

                                           OTRAS FORMAS DE CORRUPCIÓN
            La corrupción política en México ha creado formas particulares que adquieren un uso corriente, tanto en el folclor político como en la vida cotidiana y en la ciencia política.
             Así tenemos el «chayote», gratificaciones económicas o prebendas que los funcionarios y políticos dan a periodistas corruptos para garantizar lealtades en tanto que una «corta» se refiere a las comisiones que se dan de parte del público a los funcionarios que facilitan o lubrican algún negocio.
             De esta manera vemos que las causas formales se desprenden de la delimitación técnica del término y son la falta de una clara delimitación entre lo público y lo privado,  la existencia de un ordenamiento jurídico inadecuado a la realidad nacional y la inoperancia práctica de las instituciones públicas, juntas o por separado, en  tanto que las causas materiales se refieren a situaciones concretas que dan lugar a prácticas corruptas. Las situaciones concretas de las que se trata en este caso son las distintas brechas existentes entre el orden jurídico y el orden social vigente.
          Ante esto vemos que la corrupción en México rebasa el umbral de lo que pudiera considerarse conductas individuales, aisladas o escándalos ocasionales. Así tenemos que la corrupción institucionalizada y la subcultura de la corrupción se derivan de cuatro causas fundamentales.

1.- El fuerte presidencialismo autoritario.
2.- La hegemonía política de un solo partido, el PRI durante 80 años.
3.- La existencia  de una débil sociedad civil.
4.- La ausencia de una cultura cívica fuerte.

           De esto  el ejercicio del poder presidencial y el PRI resaltan como las dos instituciones generadoras de corrupción aunque los ciudadanos tienen también su parte proporcional de responsabilidad en la industria de la corrupción.

                                                         CONCLUSIONES
          Tenemos entonces que México forma parte de los países que presentan altos niveles del fenómeno social llamado corrupción, donde existen mayores violaciones a los derechos humanos y cuyos culpables rara vez son castigados, ya que ataca a cualquier rubro y a cualquier clase social donde se presenta por la intención de enriquecerse a costa de las demás personas.
            A pesar de la fuerte lucha contra la corrupción, es difícil erradicarla, debido a los bajos ingresos que perciben los servidores públicos, que usan esto como justificación, para cometer este tipo de actos, porque los principales causantes de todo esto somos la población que accede a estos actos.
            El país ha sido dañado además por el contrabando, derivado de la corrupción y complicidad de autoridades, sustentado en el abuso de esquemas legales que van acabando poco a poco con la economía.
             Existe un grave daño a empresas mexicanas dedicadas al calzado, vestido, textiles, azúcar, alcohol, por las bandas que operan el contrabando técnico o documentado en México y que han encontrado un esquema legal para hacer sus importaciones de manera fraudulenta.

             Para acabarla de amolar los partidos políticos con mayor presencia en el país, como son el PRD y el PAN, cuando han sido gobierno también demuestran que son expertos en esto de la corrupción… Es decir, no hay para donde agarrar.

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