sábado, 27 de febrero de 2016

GOBIERNO PONE LAS PALABRAS, DELINCUENTES LOS HECHOS CASI TODOS LOS DÍAS


Del dicho al hecho…
  • La discusión central en materia de seguridad pública va mucho más allá del relevo en la policía, lo que urge son políticas públicas muchísimo más efectivas en la prevención, atención y combate del delito, sustentadas en estrategias e inteligencia policial vanguardistas.

Sergio Demetrio García | Especial Suceso
AL GRITO DE GUERRA OFICIAL:
«Redoblaremos los esfuerzos en materia de seguridad pública y procuración de justicia para abatir la impunidad. Vamos con todo contra los autores de robos a transeúntes, cuentahabientes, vehículos, domicilios y establecimientos comerciales. La batalla por la seguridad la vamos a ganar en Tabasco».

                  LA DELINCUENCIA ORGANIZADA RESPONDE Y SE POSICIONA EN TABASCO:
Según mediciones serias, al corte de mayo, Tabasco estaba entre las cinco entidades del país con mayor índice de secuestros y Huimanguillo figurando entre los municipios de México con más alta incidencia de toma clandestina en ductos de Pemex.
Sobran los adjetivos, cualquier opinión o punto de vista resultan ociosos ante lo contundente de la realidad que nos golpea a todos. Es triste admitirlo, aunque escueta pero, ahí está la historia reciente que no miente.
Martes 5 de mayo.- Asalto a mano armada a propietarios y comensales del restaurante La Posta. Misma suerte corrieron empleados y clientes de Sambors, sucursal Plaza Olmeca.
Miércoles 6 de mayo.- Asalto a mano armada a empresa gasera rumbo a Centla. En esta ocasión los delincuentes se llevaron un botín superior a los cien mil pesos.
Martes 12 de mayo.- Asaltan Bodega Aurrera (colonia Casa Blanca, Centro) y se llevan un botín cercano a los 500 mil pesos.
Miércoles 27 de mayo.- A pocos metros de Palacio de Gobierno (calle «Mariano Arista») y a plena luz del día, maleantes atracan una escuela primaria y se llevan proyectores, equipos de sonido y cómputo.

                                                                      UNA DE CAL…
Martes 26 de mayo.- Policías ministeriales atrapan banda de secuestradores que operaban en la Chontalpa tabasqueña. En la víspera ya había caído otra banda dedicada a secuestros, robos de cajeros automáticos, comercios, vehículos, cuentahabientes y transeúntes.
Ante el anuncio oficial (el gobierno adquirirá 600 cámaras de seguridad para reforzar labores de vigilancia), el escepticismo y la picardía del tabasqueño: «600 para que nos untemos en el cuco y no nos duela tanto ahí donde más nos está pateando la delincuencia».
Aunque muy escueta, por cuestiones de espacio, esa es la historia reciente de una realidad tangible: «seguridad pública y procuración de justicia para abatir la impunidad», son precisamente las grandes asignaturas pendientes, el talón de Aquiles, de la administración estatal en turno.
Si a la mitad del camino los cambios que parecían imposibles ya alcanzaron a la SSP, PEC y Educación, no nos extrañe lo que pueda ocurrir en la Fiscalía General de Justicia y en la Secretaría de Gobierno misma donde su titular, en lugar de tomar el control pleno de la política interna del estado, está más concentrado en la llegada del momento para ir a cuidar a sus nietos, bueno, aunque al parecer ya cambio de discurso.
Frente al fenómeno social delincuencial, caldo de cultivo y herencia ineludible de tantos malos gobiernos, la postura de una oposición estúpida y procaz que todo lo quiere politizar. Exigir seguridad ya no es una cuestión política, es una urgentísima necesidad. Mezquino es que los políticos todavía se den el lujo de polemizar sobre el gran problema que nos aqueja.
¿Quién o qué nos garantiza que la caída del jefe policiaco será la panacea, el hada madrina o el ábrete sésamo que, en automático, resolverá este gravísimo problema? La delincuencia (organizada o común) nos golpea tanto que no es nada más la cabeza del funcionario la que está en juego. Todos los días, quienes tenemos la necesidad de salir a la calle por el motivo que sea, nos estamos rifando la cabeza y con ella la vida misma.
Para un sector importante de tabasqueños con los que he tenido la oportunidad de platicar, la discusión central en materia de seguridad pública va mucho más allá del relevo en la titularidad de la SSP, lo que urge son políticas públicas -si las hay- que sean muchísimo más efectivas en la prevención, atención y combate del delito, sustentadas en estrategias e inteligencia policial vanguardistas.
La delincuencia está incontenible y ni siquiera las alertas se han encendido en el gabinete de seguridad. Aunque el 31 de diciembre del 2012, este fue el compromiso de entrada del nuevo gobierno: «En Tabasco estaremos atentos a las directrices que emanen del Consejo Nacional de Seguridad Pública para la nueva estrategia nacional de combate al crimen organizado, con el propósito de cumplir las responsabilidades que nos correspondan», hoy no parece que así suceda.
Si bien es cierto, que el enemigo público número uno del tabasqueño común es el fenómeno de la inseguridad, asociada a todo tipo de delincuencia, en lo político, lo era también del andresmanuelismo por los lazos de fraternidad que une a Martínez Zapata con Amlo.
En esa tesitura, tampoco hay que perder de vista el antecedente inmediato de paros y revueltas policiales exigiendo la cabeza del general ya retirado. A nadie beneficiaría una simulación u omisión desde la misma base policial. Dejar hacer, dejar pasar como mera actitud revanchista, más que temeraria sería una postura terrorista.
Así que, ahora que hay nuevo secretario de Seguridad Pública (Sergio Ricardo Martínez Ruiz), más nos vale hacer una valoración objetiva del tema, visto desde todos los flancos y escenarios posibles.
Durante su segundo Informe de Gobierno, Arturo Núñez Jiménez sentenció que LA BATALLA POR LA SEGURIDAD «LA VAMOS A GANAR EN TABASCO», y advirtió que así como se han obtenido avances en la lucha contra el secuestro, ahora «VAMOS CON TODO CONTRA AUTORES DE ROBOS A TRANSEÚNTES, CUENTAHABIENTES, VEHÍCULOS, DOMICILIOS Y ESTABLECIMIENTOS COMERCIALES».
Sin ningún plan estratégico ni rigor científico en la materia, ni siquiera el más mínimo sentido común sustentado en los métodos y técnicas de la investigación, los estrategas del régimen nuñista hicieron que su jefe se luciera en la comparecencia de aquel domingo 9 de noviembre del 2014. En sus 120 minutos de gloria, las pocas líneas dedicadas al tema le valieron a Núñez una cerrada ovación proveniente de quienes abarrotaron el Centro de Convenciones de Tabasco 2000. Las secuelas del anuncio que hasta el sol de hoy no ha tenido el sustento de los hechos, la estamos pagando todos.
Salida política a la ineptitud en Seguridad Pública y Educación o lo que sea, el caso es que Audomaro Martínez Zapata y Rodolfo Lara Lagunas (ex titulares de las secretarías de Seguridad Pública y Educación) ya hoy están en sus casas pero ¿Quién podrá resarcirle a los tabasqueños todo el daño colateral que ambas gestiones implicaron en sus dos años y medio de aferramiento al poder? ¿De los muertitos ni hablar? Ahí quedan las preguntas.
Publicado en la edición 539 de la revista política Suceso de fecha 12 de Agosto de 2015

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