·
¿Le alcanzará para más al andresmanuelismo en las intermedias de este
año?
Sergio Demetrio García
De los
tres nuevos partidos políticos cuyos registros fueron aprobados este
año por el Instituto Nacional Electoral (INE), sólo el debut del Movimiento
Regeneración Nacional (Morena) se perfila como el atractivo adicional para las
intermedias del 2015 ¿Alguien se acuerda siquiera cómo se llaman los otros dos
institutos políticos de reciente creación? ¡La verdad es que yo no!
De acuerdo a las
reglas de la competencia electoral, sin posibilidades de alianzas, el partido
de Andrés Manuel López Obrador sólo tiene de dos sopas: conservar el
registro y mantenerse entre la «chiquillada» o entrar de lleno a los primeros
planos de la competencia electoral donde están, de acuerdo a los lugares
alcanzados en la última elección presidencial, PRI, PRD y PAN.
Como parte de ese
atractivo adicional de la contienda en puerta, el Partido de la Revolución
Democrática tiene que enfrentar la realidad de las urnas, demostrar pues su
fuerza real ya sin Andrés Manuel en susfilas ¿Qué tanto impactará al PRD
Morena y los cientos de miles de seguidores que se fueron con Amlo? Ya lo
veremos.
Si el
PRD, como las estructuras de las lanzaderas espaciales, termina por
caerse a pedazos o, en la expresión más ad hoc, irse al despeñadero y Morena se
presenta como la revelación electoral del 2015, entonces la verdadera fuerza de
esa plataforma de despegue sobre la que se levanta el Movimiento Regeneración
Nacional se llama Andrés Manuel López Obrador, aunque a muchos no les guste.
Un
activismo permanente en los primeros planos de la política nacional;
carisma y liderazgo social como muy pocos en las últimas tres décadas; dos
postulaciones consecutivas como candidato de las izquierdas a la presidencia de
la republica con tal éxito que a muchos todavía no le quitan de la cabeza que,
en la superficie, él fue el ganador indiscutible de los comicios del 2006; las
más altas votaciones que en la historia del PRD se han traducido en
infinidad de cargos públicos desde regidores, diputados locales y federales,
senadores y hasta gobernadores, es el sólido cimiento sobre el que López
Obrador construyó Morena, su nuevo instrumento de lucha.
En eso finca el
andresmanuelismo sus posibilidades de éxito para el 2015, sobre
todo ahora que el perredismo y sus órganos de dirección y decisión están
bajo el escrutinio público por las implicaciones del ex alcalde solaztequista
de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca, en las desapariciones forzadas de 43
estudiantes normalistas de Ayotzinapa que, al final de cuentas, lo llevaron a
la cárcel costándole también el cargo de gobernador a Ángel Aguirre de la misma
corriente.
Por cierto
que, con lo de Ayotzinapa, toda la jauría salinista lanzó cualquier
cantidad de «dardos envenenados» para pegarle al tabasqueño de cara a la
elección del 2015. Como ellos ya están batidos hasta el tuétano no quieren
dejar títere con cabeza (limpia). Si dejarse tomar fotos con gente de dudosa
reputación pero, clarísima hijueputes política fuera un gran delito, Amlo ya
estaría preso y Enrique Peña Nieto llevado al Cerro de las campanas
De los «químicamente puros» a
los de «piel morena»
En los
mejores tiempos del priísmo tabasqueño, Amlo decía que con todo el dinero
que se le metía al proceso hasta una vaca postulada por los tricolores era
capaz de ganar la elección de gobernador del estado. Hoy que el PRI es
oposición (no hay que perder de vista que ahora el dinero puede venir de Los
Pinos mediante una triangulación con Chiapas), la frase acuñada por el político
macuspanense es lo más acertado que encuentro para referirme al peso de su
influencia, por lo menos la que marcó los comicios del 2012: con el sólo
«efecto López Obrador» hasta una vaca echada gana y para muestra basta un
botón.
Pedro Landero
López, que actualmente es uno de los presidentes municipales de extracción
perredista más cuestionados del estado, fue postulado en 2006 como
candidato a diputado federal plurinominal. En un primer momento, los votos no
le alcanzaron a Pedro para la curul que quería en San Lázaro y fue gracias al
recuento famoso aquel de «Voto por voto, casilla por casilla» -historia de
todos conocida- que pudo pasar de panzazo. El «efecto López Obrador» le habría
hecho el milagrito, lo mismo que para ser alcalde de Nacajuca, su pueblo natal,
aunque él viva en el municipio de Centro.
Así como Pedro
Landero, en sus tres momentos (diputado federal, diputado local, presidente
municipal), pudo llegar cobijado bajo el «efecto Peje», Octavio Romero
(Centro), Javier May (Comalcalco), Paco Mirabal (Jalpa de Méndez), Tito López
(Paraíso), etcétera, querrán pasar ahora por ‘morenos’ a los que, sin duda, se
irán sumando otros ‘cartuchos quemados’ y gentes de negros antecedentes,
pero, ¿Le alcanzará para más al andresmanuelismo en 2015?
Los hombres y los
nombres son lo de menos, pudiera pensar el ex jefe de gobierno del DF, lo
importante es el efecto. Quizás por eso no se esmeró tanto en buscar
liderazgos auténticos, políticos en toda la extensión de la palabra, para
conducir la fundación de Morena en Tabasco.
Si Octavio Romero y
Javier May fueran políticos profesionales que importaría lo carismático, pero,
ni lo uno ni lo otro, y honestos lo que se dice honestos, quien sabe. El
único mérito a favor de ambos es que cada día (al menos en
poses, tono de voz y frases) quieren parecerse más a su padre
putativo.
Los que hoy caminan
con el pecho erguido cerrando el círculo de los «piel morena» a los
advenedizos y arribistas que, sin duda, llegaran al Movimiento Regeneración en
busca de candidaturas a cargos de elección popular, me recuerdan a los que no
hace mucho no les cabía un dedo entre el ego presumiéndose
«químicamente puros» para atajarle el paso a todo aquel que quería montarse en
el granierismo para llegar a presidente municipal, diputado local o federal…
Hoy todos por parejo sufren el descrédito y el escarnio público.
Publicado en la edición
519 de la revista política Suceso de fecha 03 de Febrero de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario