Por corrupto, déspota y por haber traicionado el «Cambio Verdadero», que se promovió con tanto slogan en «Amor por Tabasco» y que hoy no lo ven en la recolección de basura, pavimentación, alumbrado, regularización de fraccionamientos, etcétera
Noé Cuevas
García
A
dos años y días de la administración del oscuro presidente municipal de la ya
conocida Villa bache, Humberto de los Santos Bestruy, las promesas de campaña
que hizo cuando pidió el voto casa por casa siguen sin cumplirse, y lo peor del
asunto que la capital sigue hundiéndose en la miseria y la ruina. Tal es
el descontento de la población que muchos están pidiéndoles a los candidatos del
partido Verde Ecologista que lo lleven a juicio y lo encarcelen, por corrupto y
déspota; que si ya hubo un juicio contra el ex gobernador, Andrés Granier Melo,
que también lo haya contra él, por mal funcionario público, ya que tiene
a Villa Fea en la ciudad NO grata para vivir, prueba de ello son las miles de
necesidades que ha dejado sin darle solución y otros que no puso en
marcha por cuestiones de interés económico, hoy en día este recurso lo está
usando para su bienestar.
Sin
duda alguna, la incongruencia de los Santos Bestruy alias ¨Villa bache¨ es
inexplicable, por un lado tiene a la ciudadanía enardecida por las clausuras a
sus propiedades y construcciones que humildemente quieren hacerle a sus pobres
casas, mientras que por el otro lado, otorga los permisos de remodelación a
comerciantes pudientes en pleno Centro Histórico, tal es el caso de los
antiguos arcos que embellecen la calle de Francisco I. Madero a la altura de la
tienda «Del Sol». Habría que preguntarle ¿Cómo obtuvo el permiso del Instituto
Nacional de Arqueología e Historia para demoler dichos pilares y arcos?, o
simplemente si existe complicidad en el jugoso asunto, porque los negocios que
están remodelando sus fachadas son de influyentes comerciantes y políticos que
son propietarios. ¿A caso la ley no es pareja? Preguntan ciudadanos multados
por querer ampliar sus pequeñas casas.
El
famoso puente «El Caballero» que comunica al Centro de la ciudad con la
populosa colonia de Gaviotas, su atractivo mirador durante su administración ha
permanecido cerrado sin acceso a la ciudadanía y al poco turista que nos
visita, pero, lo que si implementó Bestruy fueron a los vendedores ambulantes a
quienes por cierto la famosa cuota de piso se las cobra a la mano los «honrados
empleados de Fiscalización». Aunado a ello, también el mirador que adorna el
parque Tomás Garrido Canabal también se encuentra con candado y en pésimas
condiciones, elefantes blancos que por ciudadanos que caminan por ahí a sus
trabajos y para ejercitarse solo les sirven a los empleados del «Honorable
Ayuntamiento» de motel.
Como
todo mundo sabe, el ekoloco de Villa Fea, Humberto de los Santos Bestruy, con
bombo y platillo anunció las modernas lanchas pluviales que sustituirían a las
ya viejas «lanchitas», y que al poco tiempo dejaron de funcionar por no ser
adecuadas al peso y capacidad de arrastre de las ya tradicionales. Desde hace
tiempo se desecharon y se dejaron en el olvido como ruinas acuáticas,
solo faltó llevarlas al Museo Papalote como sucedió con el histórico Capitán Beuló.
Lo interesante del asunto es que durante su ausentada administración, tampoco
se les dio otro uso e importancia, aunque hayan llegados a sus manos proyectos
de rescatarlos y usarlos como embarcaciones con recorridos turísticos y
escolares como alguien por ahí lo planteó sin que se le tomara en cuenta. Lo
que sí es cierto es que los dos botes quedaron para nidos de mal vivientes y
reliquias para quienes se dedican a deshuesar.
Finalmente,
otro de los elefantes blancos que dejó sin función alguna, fueron los locales
que dejo en la orilla del Malecón en la colonia Gaviotas Norte, espacios que en
voz de los mismos vendedores ambulantes que se encuentran establecidos a su
alrededor, no entraron en función debido a que la renta estaba demasiada cara,
para ser exacto en $ 5,000 mil pesos, que sumados juntos hacen la cantidad de $
20, 000 y que por su alto arrendamiento nadie le entró al quite, por lo que
prefirieron pagar los mil y mil quinientos que pagan a la mano a los
«gendarmes» de Fiscalización, opinaron los comerciantes de tacos de cochinita
pibil y vendedores de ropa usada. En conclusión se le vino abajo el negocito,
al rey de Villa bache.
¿Quién
audita estas obras? Sólo es pregunta.
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