martes, 19 de enero de 2016

DE LA EXPECTACIÓN A LA DECEPCIÓN DE LAS MASAS





  • Arturo Núñez Jiménez, dos años y medio en palacio

Con el Gobierno del Estado y por ende el control político de Tabasco, el PRD y todos sus coaligados de la elección del 1° de julio del 2012, han dejando mucho que desear en ese reto importantísimo que es su carta de presentación en el debut del ejercicio del poder:
1.- En los dos años y medio que llevan instalados en el gobierno, aún no nos han demostrado que nunca más la simulación y el engaño pasarán y pesarán sobre los tabasqueños.
2.- Si no pueden o simplemente no quieren rescatar el botín tras el proceso penal que se les sigue a algunos de los responsables del gran atraco del último gobierno priísta a las arcas públicas, pues ya que se aboquen a la verdadera reconstrucción del estado porque el tiempo ya está encima.
3.- Urge comenzar a trabajar —ya en serio— en la rehabilitación del gran tejido social que ha quedado bastante lastimado tras la larguísima noche priísta.
Si de aquí a lo que le resta del segundo tercio el PRD gobierno y sus coaligados son capaces de ir cumpliendo esas tres premisas, habrá viabilidad política para el futuro, pero, tal parece que no tienen una propuesta amplia y convincente que les permita ver con claridad al horizonte, sobre todo ahora que las masas han pasado pronto de la expectación a la decepción colectiva.
Treinta meses completitos cumplidos en junio, dos años y medio del gobierno de la alternancia han pasado sin que hasta el momento haya algo distinto que contar. Vamos, ni siquiera un bosquejo claro de cómo ni por dónde pueda Tabasco resurgir de sus cenizas.
El único cambio que aquí se percibe es facial, nuevos rostros han irrumpido a la escena política pero, ningún rastro se nos pinta aun de cómo Tabasco pueda empezar a salir del lodazal en el que lo han dejado los últimos regímenes priístas; al contrario, hoy como ayer se sigue hipotecando el futuro del estado con bárbaros endeudamientos públicos.
Es verdad que el presupuesto anual más que etiquetado ya está comprometidísimo, pero, el estado cuenta también con una recaudación fiscal propia que debe manejarse en caja de cristal, tan transparente como para convertirla en una palanca alterna que ayude a ir saliendo de la gravísima situación en la que se encuentra Tabasco.
Dos años y medio se han ido en un santiamén y la supuesta nueva estructura del gobierno, al margen de los escenarios sumamente adversos que le fueron heredados, le está quedando mucho a deber a los tabasqueños.
Y si eso pasa en el poder Ejecutivo ni qué decir del Legislativo, inmerso nuevamente en la desgraciases de diputados «trapecistas» que sin el más mínimo respeto a su investidura y menos aún a quienes dicen representar, saltan de bancada en bancada como cambiar de calzones.
Denunciar, reclamar, exigir, es lo menos que pueden hacer ahora los políticos desde la oposición y quienes ya están al mando del estado les rebatirán, con toda la razón del mundo, que es inmoral, cínico y perverso pretender que todo se solucione de la noche a la mañana o inconformarse de las cosas que hoy suceden en Tabasco cuando en más de ocho décadas de priísmo tuvieron todo y terminaron haciendo nada más que hundir a la entidad en la peor crisis de su historia.
Pero no todos somos necesariamente priístas, inmorales, cínicos y perversos por denunciar lo que no se está haciendo bien, por reclamar el derecho común de los ciudadanos y exigir resultados del gobierno. Por lo regular, la inmoralidad, el cinismo y la perversidad, están del otro lado con aquellos que todavía no han entendido que el ejercicio noble de la política se transforma en virtud cuando se pone al servicio de los demás, dixit Andrés Manuel López Obrador.
Quienes pagamos puntualmente nuestros impuestos, lo mínimo que esperamos ver del gobierno son resultados constantes y sonantes pues el tiempo apremia. Seis años son nada, la cuenta regresiva sigue su curso.
Así que de antemano rechazamos categóricamente cualquier intento de descalificación, sobre todo ahora que la retórica oficial de la inmoralidad, del cinismo y de la perversidad, es moneda de uso corriente con la que tratan de atajar a las voces discordantes. Si la susceptibilidad se los permite, tienen que entender que en medio de los dimes y diretes de la clase política está la masa que sigue expectante, viendo como han transcurrido estos treinta meses y fracción en Palacio de Gobierno sin que nada relevante (para su recuperación económica y social) suceda.
A muchos nos queda claro que lo de Súper Núñez fue mera ocurrencia de alguien al calor de la contienda electoral del 2012, hoy la realidad nos dice que Núñez Jiménez no es ningún súper hombre que pueda hacerlo todo él solo, para ello se supone que designó en los diversos cargos públicos del organigrama oficial a las hembras y hombres más calificados de Tabasco, todos ellos bajo el escrutinio público y el que ya no dé resultados a estas alturas del gobierno difícilmente lo dará en lo que resta de la administración. De ahí la importancia de los movimientos recientes en el gabinete estatal; cambios y enroques demasiado tarde para unos, apenas a tiempo para otros.
En lo personal (ha quedado constancia en las notas informativas, entrevistas, columnas políticas, análisis y artículos periodísticos que he escrito a lo largo de los años), soy un convencido de la capacidad y del oficio político de Arturo Núñez Jiménez, pero hoy no puedo —junto a la masa expectante— ocultar ese rictus de desencanto ante un arranque vacilante del gobierno («la curva aprendizaje del primer año», le llaman ellos) y todas las pifias en estos 31 meses ya del ejercicio 2013-2018.

  Publicado en la edición 538 de la revista Suceso Político de fecha 28 de Julio de 2015

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